Se cumple una
década de la remodelación de la Estación de Luxemburgo, ejemplo de la armonía
entre tradición y contemporaneidad
Ubicada en el
centro de la capital, la estación de Luxemburgo representa el corazón nacional e
internacional de la línea ferroviaria del país. Desde el 2007 forma parte de la
Línea de alta velocidad Est, que la comunica con la red francesa TGV y conecta
con Alemania, Francia y Bélgica.
Cumplidos 163
años desde su inauguración, la estación de la capital luxemburguesa pasa por
uno de sus momentos más agitados. Un aumento del 85% de pasajeros entre 2003 y
2019, más de 2.333 millones de toneladas de mercancías transportadas y cerca de
200.000 operaciones de manipulación realizadas en 2020, han obligado al
gobierno a mejorar las instalaciones para mantener los estándares de calidad a
la par de la Unión Europea. Dichas mejoras se traducen en una inversión
histórica en proyectos de modernización y extensión de la vía ferroviaria, con
más de 300 millones de euros en 2021 y el equivalente a 500 € por habitante del
Gran Ducado en 2020.
De esta forma se inició un constante proceso de expansión desde el inicio del milenio, destacando el proceso de reformas comprendido entre 2011 y 2012 y la última ampliación iniciada en 2018, con unos costes que ascienden a los 171 millones de euros.
Encuentro
entre tradición y renovación
Es en la
etapa de 2011 donde encontramos uno de los cambios más llamativos de la centenaria
estación, la característica cubierta transparente de ETFE. Esta reforma amplió el
vestíbulo de entrada, renovó la marquesina de peatones y el aparcamiento de
bicicletas, aplicando un diseño de arquitectura ligera para transmitir una
ligereza visual impecable. El juego con la luz y la aplicación del rombo como
componente estructural permiten esta complementación contemporánea que se
integra con la estructura neobarroca de 1859.
Y es que a
pesar del contraste entre materiales y soluciones arquitectónicas que
encontramos en Gare de Luxembourg, los arquitectos de AREP no querían alejarse
de la esencia estética de la estación.
“El rombo es
un componente indispensable, ya que es el que permite la armonía entre la
estructura de acero y la membrana ETFE con la edificación neobarroca”, explica el
responsable de la división de Arquitectura Textil de IASO, Feike Reitsma. “El
tejado de la estación forma un tramado romboide que se ha asimilado en la nueva
cubierta transparente con la impresión de diamantes en el tejido. Es un
homenaje al diseño original de la estación”.
Finalmente
está la forma de la cubierta. Si bien el patrón romboide busca acercarse al
tejado original de la estación, las características de la membrana ETFE y la doble curva de la cubierta se alejan de la
forma tradicional para otorgar ese componente de contemporaneidad al conjunto.
Es la imagen de la renovación y del cambio, sin dejar atrás los orígenes.
Primera en su
tipo
Para IASO, la estación de Luxemburgo representa la primera estructura monocapa de ETFE de grandes dimensiones. El material se había trabajado en estructuras de menor envergadura, pero es este proyecto el que marca un hito para la marca, pues permite adquirir y poner en práctica conocimientos hasta el momento inéditos para la división de arquitectura. Otra de las características destacables de la estructura es la incorporación de cables para apoyar el sistema, una técnica que representó una dificultad añadida a la obra.
Los primeros pasos de una dilatada trayectoria
Gracias a la
experiencia adquirida con la Estación de Luxemburgo fue posible continuar el
desarrollo de nuevos proyectos de grandes dimensiones con lámina de ETFE
monocapa. La acertada ejecución de la cubierta y la belleza con la que esta aprovecha la luz natural abrieron la puerta a más propuestas que
se apoyaron en este material ligero transparente como principal reclamo
arquitectónico. Algunos ejemplos son la fachada de leNuage (2013), el edificio Castellana 77(2017) o la torre Vasco Da Gama (2020).